Las rutas más turísticas y famosas para visitar Jordania parten desde Amán, la capital jordana, hacia el sur. Desde la capital hasta Petra pasando por el Mar Muerto. Esto hace que Jerash caiga injustamente un poco en el olvido. El norte del país cuenta con varios puntos turísticos de un gran interés histórico y una gran belleza y además se llega en un trayecto relativamente corto.

Jerash, en su día fue una ciudad rica y próspera. La razón de ello no es que estuviese en una ruta comercial sino su lugar geográfico, que le ha permitido tener cosechas de fruta y verdura desde hace miles de años.
Cómo llegar a Jerash
La opción que nosotros tomamos, fue la de alquilar un coche para todo nuestro viaje por Jordania. Desde Amán es menos de una hora por una carretera principal, con indicaciones sencillas y sin pérdida. Si no dispones de mucho tiempo, también hay excursiones de un día desde Amán.
Aquí puedes ver nuestra guía de Jordania, donde te contamos todo el trayecto que hicimos: Jordania: Guía de Viaje.
Dónde alojarte en Jerash
La verdad es que Jerash cuenta con muy pocos establecimientos donde poder pasar la noche. Nosotros decidimos alojarnos en Ajloun, un pueblo cercano que alberga un castillo bastante interesante y que ofrece mejor infraestructura de hoteles. Nosotros nos alojamos en Al Jabal Castle Hotel (por unos 46€ la habitación triple). Ofrece una terraza muy agradable con vistas sobre el hotel, y si lo pedís os darán una habitación con terraza y vistas igualmente muy bonitas. Dentro de Jerash, cuando nosotros fuimos solo había un hotel, que no cuenta con página web, por lo que tendréis que reservar directamente cuando lleguéis: Hadrian Gate Hotel.
Dónde comer en Jerash
En Jerash se encuentra uno de los mejores restaurantes de todo Jordania: Lebanese House. Presumen de tener entre sus clientes habituales a personas celebres como al rey y a la reina, presidentes y vicepresidentes de todo el mundo, miembros de los cuerpos diplomáticos,…
Es un restaurante muy amplio y bellamente decorado. Por las tardes se llena de pequeños grupos pero a la hora de comer podréis disfrutar de un ambiente más o menos relajado. Numerosos camareros aguardan a los hambrientos turistas y no les faltará detalles para aconsejarte sobre los platos de la carta.

La carta es muy amplia y seguro que te cuesta decidirte por que comer. La carta se divide entre mezze (aperitivos) fríos, mezze calientes, platos principales y postres. Los platos principales son muy abundantes, pero os aconsejamos pedir alguno de los deliciosos mezze para ir abriendo el estómago.



La antigua ciudad romana de Jerash
Este monumental complejo turístico, está prácticamente intacto. Jerash fue una de las ciudades romanas que pertenecieron a la antigua Decápolis y veréis que las ruinas son una de las mejores conservadas de Próximo Oriente y probablemente del mundo. A la entrada os encontraréis con un pequeño bazar con tiendas de ropa y algunos pequeños restaurantes donde descansar después de lo que os espera. Pero una vez dentro de la ciudad romana, uno pensará que está en Roma.

Aunque estuvo habitada desde el Neolítico (según recientes hallazgos), fue construida como ciudad durante el reinado de Alejandro Magno, en el 333 a.C. El general romano Pompeyo en el 64 a.C. anexionó toda esta zona a la provincia romana de Siria. Tras años de floreciente economía y riqueza, Trajano la remodeló y alcanzó su zenit en el S. III. En el S. VIII sufrió un gran terremoto y su población se redujo en gran medida, y fue abandonada. Hasta el S. XIX que se descubrieron las ruinas, y con todo el trabajo que conlleva el trabajo arqueológico renació.
De nuevo, si habéis adquirido el Jordan Pass, tendréis la entrada de forma gratuita. De nuevo os aconsejamos dejaros acompañar por un guía. Son MUY profesionales, simpáticos, y os enseñarán todos los secretos de las ruinas. Sin el guía, puede que solo veáis rocas y más rocas (unas rocas muy bonitas). Como curiosidad, debéis saber que la mitad del complejo aun está bajo tierra (bajo las colinas por las que andaréis), y aun queda mucho por descubrir…
Aquí os contamos brevemente todos los elementos que componen esta gran ciudad, para que la podáis degustar antes de visitarla y no vayáis totalmente a la aventura.
Arco de Adriano de Jerash
Este imperial Arco del Triunfo será lo primero que os encontréis al acceder tras la taquilla. Fue construido para conmemorar la visita del emperador Adriano. Aunque ya parece monumental, originalmente era el doble de alto.

Hipódromo
Este espectacular hipódromo de 244 metros de longitud estaba bordeado por gradas con aforo para 15000 personas. Hoy en día solo queda uno de los lados, pero merece la pena sentarse y disfrutar de las vistas. Imaginarse las carreras de cuadrigas, y los caballos volando por la pista de arena.
Puerta sur
Dejando atrás el hipódromo llegaréis a la Puerta sur, entrada principal en donde encontraréis el centro de visitantes, unos baños y a los simpáticos guías turísticos. Fue una de las cuatro entradas a la ciudad amurallada y se construyó en el 130 d.C.
Galería abovedada
Se encuentra bajo el Templo de Zeus y en él podréis ver unas preciosas columnas de ordenes dóricos, jónicos y corintios.
Foro
Nos encontramos frente a uno de los puntos más importantes de la ciudad. Una gran plaza ovalada de 90×80 metros rodeada de 56 columnas jónicas que fue construida en el S. I d.C.. Resulta impresionante ver de primera mano como los romanos eran capaces de crear arquitecturas tan perfectas y armónicas. El foro era el punto central de la ciudad y conectaba la vía principal (Cardo Máximo) con el Templo de Zeus. Servía como punto de encuentro social y comercial y era el centro de la vida de Jerash.

Templo de Zeus
Este templo se ubicaba en la parte más alta de la ciudad. Desde él se tenía una visión sobre el resto de la misma, y hoy podréis tener unas fabulosas vistas sobre el foro. Se construyó en el 162 d.C. y una gran escalinata llegaba hasta él. Aunque ha sufrido el paso del tiempo y varios terremotos, todavía podemos apreciar su gran belleza y sin duda la importancia que tuvo que tener.

Teatro sur
Si llegamos desde el Templo de Zeus por el pequeño sendero podremos ver las vistas panorámicas sobre la ciudad. Casi sin darnos cuenta, estaremos entrando por una pequeña apertura y oler que algo magistral se avecina al otro lado. De repente nos encontramos en el escenario de un gran teatro. Monumental. Grandioso. Tenía cabida para más de 5000 personas y si os sentáis en cualquiera de las filas del teatro podréis comprobar la gran acústica que aun hoy conserva.

Decumano sur
Si continuamos nuestro camino hacia el Templo de Artemisa, veremos a la derecha dos hileras paralelas de columnas. Se trata del Decumano, la principal calzada que cruzaba de este a oeste la ciudad.

Iglesia de San Cosme y San Damián
Tras pasar el Decumano, nos encontramos a mano izquierda la «colina de las iglesias». En el año 324 d.C. Constantino hizo del cristianismo la religión oficial, y se produjo una gran carrera por construir edificios religiosos cristianos. Se piensa que debe haber más iglesias enterradas, pero podremos ver estas dos bonitas ruinas con sus mosaicos con figuras zoomorfas, estilos geométricos,… Los hermanos San Cosme y San Damián fueron dos médicos que consagraron su vida a los pobres y a los necesitados.

Templo de Artemisa
Antes de llegar al Templo de Artemisa, podréis descansar sobre alguno de los sarcófagos del camino para disfrutar de las bonitas vistas sobre la ciudad. El templo está consagrado a Artemisa, hija de Zeus y diosa de la caza y la fertilidad. Fue construido en torno al año 160 d.C. Aunque sigue siendo monumental y bello, muchas de sus piezas fundamentales su utilizaron para construir iglesias en las proximidades. Entonces el templo estaba cubierto de mármol blanco, estaba flanqueado por 12 grandes columnas corintias y poseía bellas estatuas de Artemisa en sus nichos.

Teatro norte
Si continuamos hacia el sur volveremos por el Cardo Máximo hacia el foro. Pero si antes nos dirigimos hacia el norte, podremos contemplar un pequeño teatro construido en torno al año 165 d.C. con aforo para cerca de 2000 personas.
Puerta norte
Esta puerta fue construida en el año 115 d.C. y es la entrada al complejo por su lado más al norte. Aquí comienza el Cardo Máximo, y en vuestro camino hacia el foro (unos 30 minutos caminando) veréis numerosas ruinas, columnas caídas a los laterales y preciosas panorámicas.
Cardo máximo
Esta magnífica calzada, es de las estrellas de la ciudad de Jerash. Tiene 800 metros de longitud desde la Puerta norte hasta el foro. Fue construido en el S. I a.C. Fue construido con grandes bloques de piedra y grandes columnas lo flanqueaban… ¡500 columnas!. Era la principal vía romana, y aun podremos ver claramente el desgaste de las ruedas de los carros sobre la piedra.

Baños occidentales y baños orientales
En la intersección con el la vía este-oeste, podremos ver los fabulosos baños, con zonas de aguas calientes (calidarium), aguas templadas (tepidarium) y aguas frías (frigidarium). Es de sala cuadrangular y estaba cubierto por una cúpula. En su día servía como una especie de club social a la que la gente acudía para intercambiar noticias, hablar, etc…
Ninfeo
Como en todas las ciudades romanas, no podía faltar el Ninfeo, la fuente romana. Fue construida en el S. II d. C. El agua caía por la fachada hasta el pilón y salía por las 7 cabezas de león hacia la calle, que las conducía por los desagües. Estaba adornada con placas de mármol blanco y estatuas de ninfas y estaba coronada por una semicúpula en forma de concha, de la que aun podemos distinguir detalles.
Catedral
Podremos acceder a la catedral desde el Cardo Máximo, subiendo por unas escaleras. Esta catedral es una pequeña iglesia bizantina del S. IV d.C. Era una bella basílica de 3 naves adornada con ricos mosaicos.
Tetrapylon sur
Esta estructura de 4 columnas se encuentra en la intersección entre el Cardo Máximo y Decumano sur. Servía como punto de encuentro y desde aquí podremos ver ya de cerca el foro.
Museo
Encima del foro podremos visitar antes del salir el pequeño museo. Cuenta con algunos objetos originales del yacimiento, como mosaicos, joyas, monedas,…
Nosotros pasamos un día muy agradable en Jerash. De esos en los que te acaban doliendo los pies de andar entre las piedras desniveladas por el paso del tiempo. No nos esperábamos una ciudad tan bien conservada, ni unas ruinas tan magníficas. Se puede oler la grandeza del Imperio Romano en sus calles y en sus templos. La inteligencia de los arquitectos y la riqueza de sus años dorados.